Poniéndome las botas
Estoy poniéndome las botas, literalmente. Y es ese momento en que las nuevas parecen incómodas, cuesta caminar y hasta hacen daño. Uno piensa que nunca se va a acostumbrar a ellas porque las antiguas se amoldan perfectamente.
Pero esa misma sensación ya se tuvo hace dos o tres años con las botas que ahora son antiguas, y también hace cinco o seis con las anteriores.
No importa, dentro de un tiempo me habré acostumbrado a lo nuevo y lo sentiré perfectamente a medida, ya sean las botas o cualquier otra cosa. Abraza el cambio, porque igual que cambias de botas puedes cambiar muchas otras cosas de la vida.